Cuenta cuentos: El emperador y el teatro de Sariaband
El emperador y el teatro de Sariaband Cuentan que cualquiera puede pararse a la puerta de la sala del trono y esperar su turno simplemente para acercarse al Emperador y decirle, por ejemplo: -Señor, a mi me gusta mucho el teatro. ¿No le parece que podría mandar a que construyeran uno? Probablemente Ekkemantes II se sonreirá porque a él también le gusta mucho el teatro y se pondrá a hablar con entusiasmo de la última tragedia en verso de Orab’Maagg que se estrenó en la capital hasta que alguno de sus consejeros le haga notar con una tosecita discreta que no puede pasarse una hora charlando con cada uno de sus súbditos porque entonces no le va a quedar tiempo para gobernar. Y Probablemente el buen Emperador, que parece hecho solo para la sonrisa y el gesto bonachón pero que supo empuñar las armas y manejarlas como un ángel de alas negras de la guerra cuando se trató de aniquilar en el Imperio la codicia y la crueldad de una casta maldita, le conteste al c...