Efemérides: 25 de Mayo
Rosario:
25 de mayo de 1810
Cuentan que el frío, la llovizna, cuando no chaparrones intensos y un sol que aparecía de a ratos era el clima de ese junio que se prolongaba desde principios de mayo. Las calles y la plaza central de la villa no alcanzaban a secarse y el barrial ya se estaba volviendo muy molesto. A pesar de las incomodidades la Villa del Rosario seguía con su vida tranquila. En abril un acontecimiento había provocado la movilización de casi todos sus pobladores, incluso los de los alrededores del pago. Había llegado hasta aquí, desde Buenos Aires, el Obispo Doctor Benito Lué y Riegas para la inauguración del nuevo cementerio a unas 1700 varas (uno 1500 metros) de la Capilla, en la zona noroeste, cerca del río.
25 de mayo de 1810
Cuentan que el frío, la llovizna, cuando no chaparrones intensos y un sol que aparecía de a ratos era el clima de ese junio que se prolongaba desde principios de mayo. Las calles y la plaza central de la villa no alcanzaban a secarse y el barrial ya se estaba volviendo muy molesto. A pesar de las incomodidades la Villa del Rosario seguía con su vida tranquila. En abril un acontecimiento había provocado la movilización de casi todos sus pobladores, incluso los de los alrededores del pago. Había llegado hasta aquí, desde Buenos Aires, el Obispo Doctor Benito Lué y Riegas para la inauguración del nuevo cementerio a unas 1700 varas (uno 1500 metros) de la Capilla, en la zona noroeste, cerca del río.
La noticia de lo ocurrido en Buenos Aires el 25 de mayo de
1810 fue desconocida por estos lares hasta mediados de junio, no por causa del
mal tiempo sino porque el chasqui que
llevaba al Cabildo de Santa Fe la proclama donde se comunicaba lo ocurrido,
pasó de largo por la villa sin comentar la noticia. La proclama llegó a Santa
Fe el 5 de junio.
El
gobernador no se molestó en adelantar la información a la Capilla. Recién lo
hizo, aprovechando el chasqui que volvía a Buenos Aires. De modo que la noticia
llegó a estos pagos el 15 de junio de 1810.
Muy a
pesar de lo que opina nuestro actual
Presidente, se cuenta que el capitán Cardozo, el mismo que en 1806, con un contingente de hombres de Rosario y la campaña,
marchó en defensa de la Capital del Virreinato durante las invasiones inglesas, alistó un grupo de milicianos y
los hizo salir a la plaza para festejar el acontecimiento con salvas de
fusilería. Ante el alboroto, los pobladores se fueron reuniendo en la plaza. Los
chicos corrían, saltaban y jugaban, más contentos por haber abandonado las
clases que se dictaban en la escuela de la capilla, que por la noticia que
había traído el chasqui desde el Cabildo de Santa Fe. Todos comentaban y
festejaban la buena nueva. Calmado los ánimos los varones se dirigieron a las
pulperías de la zona para seguir con los festejos y comentar el acontecimiento.
No todos festejaron ese día. Se comenta que no se vio al Alcalde de la Santa
Hermandad entre los que festejaban.
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