¡Un poco de ciencia por favor! (La vida cotidiana y las explicaciones que nos da la ciencia)
¡Se cortó la mayonesa! Batir dos yemas de huevo hasta que se pongan espumosas . Así comenzaba el ritual del abuelo para preparar la mayonesa del domingo. Como un alquimista ante una receta magistral, continuaba agregando aceite, muchas veces de oliva, gota a gota al principio para verterlo en forma de hilo cuando la mezcla comenzaba a espesar. Batiendo, siempre batiendo hasta que todo se ligaba bien y se veía tersa la preparación. El punto culminante del arte culinario casero dominical era cuando se agregaba, de a poco, el limón o el vinagre según el gusto del día. Todo finalizaba corrigiendo la sazón con sal. Todo ocurría normalmente pero, a veces, se presentaba el desastre: ¡se cortó la mayonesa! Y, entonces, venían las explicaciones: que la batió hacia la derecha, hacia la izquierda, hacia fuera o hacia adentro, que la habían mirado muy fuerte, etc., etc. Años más tarde, desde la perspectiva de la ciencia, encontré una explicación un poco más razonable. La mayonesa es una