UNA VUELTA POR LA HISTORIA: MANUEL BELGRANO

¡Guarde esa la bandera!

Era el mes de abril de 1815. Habíamos llegado a casa depués de asistir al acto en la plaza mayor, dónde se había cambiado la bandera española por la celeste y blanca. Mientra se acomodaba el rebozo,Clementina dejo deslizar un comentario acerca de la bandera que despertó mi curiosidad...

- Parece ser que la bandera que mandó a hacer don Manuel no era como la que tenemos ahora.
- ¿A no? ¿Y cómo era Clementina?
- Asegún cuenta el Ñato Paredes, era toda blanca con una franja celeste en el medio...
- ¿Y él cómo sabe esas cosas?


- ¡Uhhh! Él sabe... ¡ Lo siguió a Belgrano en todas la campañas! Lo que pasa es que al Ñato nadie le cree, porque anda siempre inventando cosas. Cuando me cuenta una historia... ¡lo miro fiiijo a los ojos! y ahicito nomá ya me ya me doy cuenta si me va a decir la verdá o me va a hacer el cuento. Entoncé me pongo sería y le digo: "Negro Paredes, ¡No le iras a mentir a una de tu raza! Si baja la mirada es porque se trata de una picardía... Y esto de los colores de la primera bandera me lo contó él, y le juro niña que no mentía.

- Las cosas, según el Ñato, sucedieron así... Era febrero del año '12. Andaba Belgrano con el ejército, allá por la Villa del Rosario, custodiando el río Paraná, pa' que no pasaran los godos...
 
La tropa estaba de capa caída. Y no era pa' menos; sus compañeros en el Alto Perú habían sido derrotados por los españoles. Queda abierto el camino pa' que los ejercitos realistas entraran a Salta, después a Tucumá y de ahí, por qué no, a la misma Buenos Aires.¡La revolución estaba en peligro! ¡Todos sabían que allá en el norte los españoles eran fuertes! ¿Qué se podía hacer pa' entuciasmar un poco a los soldados?
Y, mientra pensaba, don Manuel se dió cuenta que ni siquiera tenía una bandera.
"¡Eso, una bandera, una bandera que sea nuestra!", gritó. Y sin perder tiempo, la mandó a coser blanca y celeste.
-¿Y por qué eligió esos colores, Clementina?
- Y... eran colores que usaban los que estaban a favor de la revolución. Poquito a poco se fueron haciendo populares... Un día una cintita en la solapa, otro día un moñito en el pelo de las niñas, después escarapelas pa' que los soldados se pusieran en los gorros... y así hasta que le fuimos tomando cariño a esos colores.
Bueno, como le decía, mansó a coser la bandera y también escribió una carta al gobierno de Buenos Aires, contándole, contándole orgulloso lo que había hecho.
¡No quiera saber como se pusieron cuando se enteraron! ¡Se les pusieron los pelos de punta!
-"Pero que barbaridad, cómo se le ocurre, qué es esto de enarbolar una bandera sin consultar!" , vociferaban.
-"¡Estas cosas hay que discutirlas bien primero!", decía otro.


 "¡Urgente!" gritó uno, "¡Un correo al Rosario avisándole a Belgrano que guarde esa bandera!"
Pero quiso el destino que el General no se enterara. ¡Bueh! el destino o un caballo medio lento. La cosa fue que cuando el mensaje llegó, don Manuel hacía raaato que se había marchado pa' hacerse cargo del ejército del norte.

Continuará
 

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